Diez consejos (y alguno más) para prevenir la gripe

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La gripe común reaparece cada año, durante el otoño y el invierno, afectando a todos los grupos de edad aunque con mayor incidencia en los menores de 2 años, los ancianos y las personas que sufren enfermedades crónicas. “Estas epidemias anuales causan entre 3 y 5 millones de casos de enfermedad grave y entre 250.000 y 500.000 muertes cada año”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

Además, la gripe común es el principal motivo de absentismo laboral en los países desarrollados. Se calcula que entre un 10 y un 17% de las bajas laborales en España son consecuencia de la gripe estacional. La enfermedad se propaga fácilmente, ya sea a través de los virus que expulsa el enfermo al toser o a través de las manos. Por eso, hay que tener en cuenta algunas recomendaciones que pueden ayudar a evitar la transmisión y a prevenir la enfermedad:

 

  • Lavarse las manos regularmente con agua y jabón durante un minuto.
  • Cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar. Los pañuelos no se deben reutilizar después de su uso.
  • Cuidar la higiene personal, evitando compartir con otras personas platos, vasos, útiles de aseo o cualquier objeto que haya estado en contacto con saliva y mucosas.
  • Mantener una alimentación equilibrada, incrementando el consumo de fruta natural rica en vitamina C.
  • Mantener unas pautas generales de vida sana: dormir bien, beber agua y evitar en lo posible el consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco.
  • Abrigarse bien para protegerse de los grandes contrastes de temperatura.
  • Evitar las grandes aglomeraciones de gente y los locales poco ventilados.
  • Limpiar más frecuentemente las superficies de muebles, pomos de las puertas o los objetos de uso común con los productos de limpieza habituales.
  • Ventilar para renovar el aire y permitir la entrada de sol en los ambientes cerrados.
  • Realizar un buen mantenimiento y las revisiones correspondientes del sistema de calefacción.
  • Comprobar la estanquidad de las ventanas para evitar pérdidas.
  • Evitar acudir a los hospitales salvo que sea necesario.

 

Pero más allá de estas recomendaciones, organismos como el Ministerio de Sanidad y la OMS afirman que la mejor prevención es la vacuna. En los adultos sanos la vacunación antigripal puede prevenir entre un 70 y un 90% de los casos de enfermedad. La vacuna debe ser administrada a partir del mes de octubre para que sea realmente eficaz. Su capacidad protectora depende de la edad y del estado de salud de la persona vacunada, así como de la similitud de los virus circulantes y los contenidos en la vacuna.

 

La vacunación es especialmente importante en determinados grupos de riesgo: las personas que viven en residencias asistidas, los ancianos, las personas con enfermedades crónicas, las embarazadas, los profesionales sanitarios, los trabajadores con funciones sociales y los niños de 6 meses a 2 años. De hecho, los entornos en los que se mueve este último grupo, escuelas y guarderías, son muy propicios a la propagación de bacterias y del virus de la gripe.

 

Los centros educativos deben ser especialmente cuidadosos y utilizar jabones antimicrobianos y dispensadores de toallas de papel para el secado de manos. También conviene inculcar a los alumnos el hábito de limpiarse las manos y otras medidas de higiene personal, además de enseñarles a taparse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar. Es necesario aumentar la frecuencia de limpieza durante los meses de invierno, aplicar programas de desinfección específicos para superficies de alto uso como manillas de puerta o escritorios y programar limpiezas frecuentes para desinfectar los baños, utilizando mopas de microfibra que eliminan de forma más eficaz las bacterias peligrosas.

 

 

 

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