Dormir cerca de dispositivos electrónicos: Una amenaza para nuestra salud

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Los aparatos electrónicos ocupan cada vez una mayor parte de nuestro tiempo. Se han ido introduciendo en nuestro día a día durante los últimos años sin que nos diéramos cuenta, hasta el punto de que hemos llegado a reemplazar los despertadores por la alarma de los teléfonos móviles.

Si bien es cierto que estos dispositivos nos hacen la vida mucho más fácil, también debemos considerar que cuentan con unos efectos negativos, desconocidos para la mayoría de personas. Y es que, aunque no sean visibles a nuestros ojos, los aparatos electrónicos en general, emiten campos electromagnéticos que amenazan y dificultan la tarea de las defensas de nuestro organismo.

Para entender el porqué, primero debemos saber que nuestro cuerpo se mueve a través de impulsos eléctricos que emite el cerebro cada vez que ordena el movimiento de alguno de nuestros músculos. De esta forma, nuestro cuerpo ya contiene electricidad de alguna forma u otra.

Expertos de la Fundación para la Salud Geoambiental (FSG) afirman que el hecho de estar sobreexpuestos, tanto a radiaciones como a los llamados campos electromagnéticos emitidos por los propios aparatos electrónicos, altera el ritmo biológico de nuestro organismo.

Esto puede derivar en síntomas muy variables, como por ejemplo irritabilidad, provocación de esterilidad en los hombres o alteración del ciclo de la melatonina, que es la hormona encargada de regular el sueño.

Este último síntoma, quizás, sea el más sufrido por todos. Ya que como bien decíamos antes, se ha convertido en una costumbre dormir con el teléfono móvil en la mesita de noche o incluso debajo de la propia almohada.

Este hecho supone un peligro superficial-ya se han dado casos en los que el teléfono móvil explota y entra en estado de combustión-por una parte, e interno por otra. Ya que pese a que el organismo dispone de defensas encargadas de regular los ritmos biológicos, esta función se convierte en algo difícil cuando estamos expuestos frecuentemente a este tipo de radiaciones.

Todos estos datos están basados en estudios, lo cual provoca que la mayoría de seres humanos no tomen la suficiente conciencia, al menos hasta que se conviertan en hechos. Lo que sí que resulta ser una evidencia es que el hecho de dejar el móvil en la mesita de noche aumenta los niveles de ansiedad, ya que creemos necesitarlo en todo momento y queremos estar pendientes de lo que está sucediendo en las redes.

La evidencia la encontramos en el hecho de que hace poco más de un siglo, nuestros antepasados dormían una media de 9 horas, mientras que el promedio actual corresponde a 6,5 horas, pese a que las condiciones de trabajo y las jornadas laborales han sido reguladas y mejoradas.


CONSEJO HGS


No podemos hacer nada por evitar la emisión de las ondas electromagnéticas de los aparatos, pero sí que podemos llevar a cabo acciones para que el teléfono móvil descanse de nosotros y nosotros de él. Podemos optar por utilizar el manos libres en vez de colocarnos el teléfono en la oreja, dentro de lo posible. También es importante evitar llamadas en zonas con poca cobertura, ya que la radiofrecuencia se intensifica en el esfuerzo por captar una señal mayor. Y por último pero no menos importante, llevar el teléfono en el bolso o mochila en vez de colocarlo en un bolsillo u otra zona en contacto directo con el cuerpo reduce los riesgos para nuestra salud.

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