Llega septiembre y con él, también llega la vuelta a la rutina. Después de las vacaciones nos empeñamos en deshacernos de esos quilos de más que hemos cogido durante los meses de verano. Muestra de ello es la creciente afluencia que se produce por estas fechas en los gimnasios.
Seguramente, uno de los espacios en los que pasamos más tiempo para quemar todas esas grasas y calorías que nos sobran, es la sala de máquinas. Cintas de correr, bicicletas estáticas, pesas… Todas ellas esperan diariamente que decenas de personas las impregnen con restos de sudor.
En posts anteriores ya hablábamos de los riesgos que conlleva el hecho de no mantener una buena higiene en el gimnasio y el consecuente beneficio que lleva consigo la acción de tener nuestras manos limpias constantemente.
Además de que los usuarios se preocupen de su propia higiene es importante hacer hincapié en la limpieza de los diferentes espacios para garantizar la salubridad del lugar. Y es que, en ocasiones, de poco sirve limpiar más frecuentemente si no lo estamos haciendo con los materiales incorrectos.
En cualquier sala de máquinas existen dos puntos críticos que debemos tener controlados hablando en términos de higiene.
Éstos son el suelo y las propias máquinas de ejercicios. A continuación mostramos una serie de pautas para la limpieza de estos dos elementos y aclaramos por qué se comportan como puntos críticos.
- Máquinas de ejercicios. Por estos aparatos pasan al día decenas de personas. Por muchas precauciones que tomemos, como por ejemplo, colocar una toalla en la superficie, es inevitable que algunas bacterias, que se originan con gran facilidad gracias al sudor, pululen por el ambiente y amenacen a nuestra higiene profesional. Debemos tener en cuenta que en este espacio, suele hacer bastante calor y los usuarios acostumbran a usar pantalones y camisetas cortas. El resultado: piel al descubierto. Lo cual supone vía libre para la actividad de gérmenes y bacterias. Por eso es importante desinfectar las máquinas con un químico catalogado como bactericida o fungicida. No solo nos basta con un desinfectante corriente. Además, debemos tener en cuenta las características de la superficie que estamos limpiando o desinfectando. Por lo que aconsejamos que el producto que se emplee no sea corrosivo.
- Como bien hemos dicho, los gérmenes se propagan con gran facilidad en el ambiente. Es recomendable optar por un limpiador concentrado que además de proporcionar un acabado perfecto, deje un agradable aroma en el ambiente. Esto, aunque pueda parecer poco importante, es esencial para garantizar la sensación de limpieza y bienestar de cara a los usuarios. Teniendo en cuenta el uso de estos espacios, también debemos contemplar que el químico empleado cuente con un secado rápido que permita seguir con la actividad del gimnasio de forma segura.
Para no descuidar la higiene personal de los usuarios y hacer más fácil y cómoda la acción de mantener las manos libres de gérmenes, podemos instalar estaciones de gel hidroalcohólico desinfectante en diferentes puntos de la sala.
CONSEJOS PAPELMATIC
- Además de utilizar los productos adecuados, no debemos olvidar que la desinfección se lleve a cabo bastante a menudo y no solamente una vez al día.
- También es importante entender que limpieza no es igual a desinfección. Es decir, podemos emplear productos de limpieza con una cadencia de una vez al día o cada dos días. Pero en cualquier caso, la desinfección de las diferentes zonas debe ser una actividad que se repita varias veces al día.
- La ventilación es un elemento esencial. Por eso, además de emplear limpiadores que proporcionen un aroma persistente, es esencial renovar el aire de estos espacios frecuentemente.
- Además de ofrecer espacios limpios y libres de gérmenes a nuestros usuarios, es importante recordarles que una buena higiene personal supone un bien para todos.