La vuelta a la rutina laboral tras las vacaciones de verano suele ser un reto para la mayoría de los trabajadores. Los expertos calculan que 3 de cada 10 empleados están sufriendo estos días el famoso síndrome postvacacional a la hora de reincorporarse a su puesto de trabajo y recuperar la normalidad en la oficina.
Sensación de falta de energía, motivación o tristeza son algunos de los rasgos característicos que lo definen. Además, suele manifestarse con mayor fuerza en aquellos entornos laborales en los que la negatividad es una constante, donde las tareas laborales suelen ser repetitivas, o cuando los jefes no motivan de forma adecuada a los empleados.
Los trabajadores que tienen una menor resistencia a la frustración, los que disponen de un periodo vacacional más largo, o los que no tienen ilusión por desarrollar su trabajo, suelen ser el perfil típico al que le cuesta en una mayor medida volver a realizar su jornada laboral de forma habitual.
La Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid ha establecido una serie de recomendaciones para que la reincorporación al puesto de trabajo no tenga consecuencias en la salud de los trabajadores. Regular nuestros horarios para recuperar los hábitos diarios, seguir una dieta saludable, y realizar ejercicio físico son algunos de los consejos que recomiendan seguir los expertos.
Sin embargo, no hay que confundir este síndrome con las consecuencias típicas que derivan de la vuelta a la rutina, como la apatía a la hora de volver a realizar nuestro trabajo. Volver a la rutina laboral siempre requiere de un periodo de adaptación que suele durar varios días desde nuestra reincorporación laboral.
En resumen, si queremos evitar en mayor medida estos efectos que se producen tras el verano, es conveniente regresar del destino de vacaciones unos días antes de empezar a trabajar, o levantarnos más temprano de lo habitual unos días antes de volver a madrugar, entre otras medidas.