En artículos anteriores hemos comentado la importancia que tiene para cualquier empresa el hecho de disponer de un buen Plan de Limpieza. En el caso de compañías que pertenecen al sector alimentario, la necesidad se maximiza para garantizar una higiene óptima dentro de su actividad profesional.
En el sector de la alimentación, el Plan de Limpieza y Desinfección forma parte de los pre-requisitos de la APPCC. Se trata de un sistema preventivo que permite identificar, evaluar y controlar todos aquellos peligros significativos para la inocuidad de los alimentos.
El sistema de Análisis de Peligros y Puntos de Control Críticos (APPCC) es un instrumento para ayudar a los agentes económicos del sector a conseguir un nivel más elevado de seguridad alimentaria. Su carácter preventivo permite reaccionar a tiempo en caso de detectar alguna pérdida de calidad dentro de alguna de las fases, una característica que asegura que los alimentos lleguen en perfecto estado al consumidor.
La producción de alimentos seguros para el consumo humano requiere una base sólida de condiciones y de prácticas higiénicas que eviten la introducción de agentes nocivos, un aumento de la carga microbiológica o una acumulación de residuos y elementos químicos.
La Agencia de Protección de la Salud de la Generalitat de Catalunya ha elaborado unos documentos en colaboración con más organismos públicos, en los que establece los pre-requisitos que las empresas del sector deben seguir:
– Identificar las superficies, equipamientos y herramientas que se limpian y desinfectan.
– Describir las etapas o fases del proceso de limpieza.
– Establecer una frecuencia periódica para realizar la desinfección.
– Asignar a responsables de llevar a cabo las diferentes fases del Plan.
– Detallar las diferentes fases de comprobación de resultados.
La Fundación Vasca para la Seguridad Agroalimentaria es otro organismo público que establece algunos procedimientos básicos de actuación destinados a estas empresas:
– Recoger y proteger los alimentos susceptibles de ser contaminados durante el proceso de limpieza.
– Eliminar la suciedad más visible sin utilizar ningún producto, es decir, recogiendo, frotando o cepillando.
– Realizar un enjuague previo con agua caliente con el fin de evitar la acumulación de suciedad en el agua que se utiliza a la hora del lavado
– Aplicar el detergente o desengrasante siguiendo siempre las instrucciones del fabricante.
– Hacer un aclarado con agua templada y abundante con el fin de retirar los restos de suciedad y de detergente.
– Utilizar el desinfectante teniendo en cuenta el tiempo de aplicación y la concentración del producto.
– Aclarar y proceder al secado de las zonas y los materiales con material de un solo uso, preferiblemente papel desechable.
La finalidad de todos estos procedimientos es garantizar que todos los elementos se encuentren limpios, y por tanto, la frecuencia de esta limpieza debe fijarse en función de las necesidades propias de cada establecimiento y actividad.