La evolución de la higiene del paciente encamado

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La higiene triplica su importancia en ámbitos sanitarios, llegando a convertirse en algo necesario para evitar posibles infecciones, tanto del propio paciente como de los profesionales del centro.

Debemos entender que el concepto de la higiene y todo lo que ello comporta ha cambiado. Si nos remontamos un siglo atrás en el tiempo, entenderemos que antaño, la higiene del paciente encamado consistía en un lavado con la ayuda de una palangana con agua y un trapo y que, de hecho, no iba más allá del propio aseo. Es decir, no se entendía el concepto de la higiene como una vía para evitar infecciones, sino que se trataba como una obligación o una simple necesidad.

Los avances y la evidencia científica han hecho que con el paso de los años nos cuestionemos este método al no ser lo suficientemente higiénico. Y es que, ¿Cómo podemos asegurar que la palangana esté suficientemente desinfectada en cada uso? ¿Cuántas veces debemos cambiar el agua del lavado para garantizar el mínimo de salubridad? ¿El jabón se aclara suficientemente bien después del lavado?

Pese a que los protocolos varían en función de cada centro, la higiene del paciente encamado se está decantando cada vez más por la técnica del lavado sin agua.

Este método, bastante extendido en los países nórdicos desde hace años, consiste en el uso de toallitas higiénicas previamente empaquetadas para asegurar un correcto aseo del paciente.

Lo ideal es calentar las toallitas para intensificar la sensación de bienestar y confort del paciente. Debemos diferenciar las diferentes partes del cuerpo y utilizar una toallita para cada una de ellas. La ventaja más clara de este producto es que, además de no requerir aclarado, limpian e hidratan en una sola pasada, ayudando a mantener el pH de la piel.

Son igual de eficaces que el lavado convencional con agua y con jabón y se ha comprobado que no incrementan las úlceras de presión y ayudan a disminuir las infecciones del tracto urinario.

Para el equipo profesional, este método novedoso se traduce en menos esfuerzo y ahorro de tiempo. Pero en ningún caso sustituye a la ducha que se realiza semanalmente.

Por otra parte, la higiene de manos juega un papel importante, siendo éstas el principal instrumento de transmisión de microbios y bacterias. Como bien sabemos, existen dos opciones para la higiene de las manos: el lavado con agua y con jabón y la solución de gel hidralcohólico.

Es importante tener en cuenta que si hay suciedad visible en las manos, ésta debe eliminarse con agua y con jabón. En este aspecto, la OMS determina 4 situaciones en las que es imprescindible lavarse las manos, tanto para los pacientes como para los profesionales:

  1. Antes del contacto con el paciente.
  2. Antes de realizar una tarea aséptica.
  3. Después del riesgo de exposición a líquidos corporales.
  4. Después de tocar al paciente.

La evolución de la higiene en los centros sociosanitarios también comprende la completa desinfección de instrumental, mobiliario y entorno del propio paciente, que puede haberse visto contaminado.

No debe descuidarse el mínimo detalle. Por ejemplo, pese a que no se aplique una limpieza constante, las persianas, la estructura de la cama o la mesita de noche se consideran superficies críticas entre muchas otras.


CONSEJO PAPELMATIC


En Papelmatic contamos con las toallitas Prodene para la higiene del adulto encamado. Su formato grueso y grande permite limpiar el cuerpo del paciente con mayor rapidez y seguridad. Además, están enriquecidas con aloe vera y aceite de argán, lo cual proporciona una textura suave y agradable en el contacto con la piel. Y su principal ventaja es que no necesita aclarado.

Es importante que los profesionales de los centros sociosanitarios y residencias se encuentren protegidos con guantes y mascarillas a la hora de realizar la limpieza de los pacientes. Únicamente de  esta manera, conseguiremos frenar posibles cadenas de contagio.

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