El cuidado de la salud y del bienestar de las personas a través del ejercicio físico, ha sido una preocupación que ha ido en aumento durante los últimos tiempos. La importancia de un buen estado físico para poder desarrollar nuestra jornada laboral de forma eficiente, es primordial para muchos empleados.
Pero, ¿cómo debe ser el entorno de trabajo de los empleados de los centros deportivos? ¿A qué riesgos se enfrentan durante su jornada laboral? El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo ha elaborado un documento en el que establece algunas líneas maestras para los trabajadores de este sector.
A menudo suele dar la impresión de que los empleados que realizan su jornada laboral en un centro deportivo, en el que se desarrollan acciones relacionadas con el ocio, la salud y el bienestar, tienen un menor riesgo de padecer enfermedades o accidentes relacionados con el ámbito laboral.
Los riesgos derivados de las propias instalaciones suelen relacionarse con el propio uso de las máquinas y los aparatos de ejercicios, o bien con los productos químicos que se utilizan para desinfectar las zonas en las que tiene lugar la práctica deportiva.
Existen en cambio otros riesgos asociados a los centros deportivos, como por ejemplo, la exposición a condiciones ambientales (temperatura, humedad…) que sean inadecuadas, la posibilidad de golpearse con algún objeto que se encuentre expuesto en alguna de las máquinas o el hecho de tener un volumen de música demasiado elevado en las salas de actividades dirigidas.
La prevención es un factor vital para mejorar el entorno laboral de este tipo de trabajadores. Algunas medidas preventivas que se pueden realizar en los centros deportivos son las siguientes:
- disponer de máquinas y equipos que tengan el marcado CE, con el fin de cumplir con la normativa marcada por el fabricante de los mismos.
- colocar alejados de las zonas de paso aquellos aparatos que dispongan de elementos que sobresalgan y puedan ocasionar algún tipo de golpe.
- disponer de pavimentos antideslizantes en las salas, con el fin de evitar todo tipo de caídas, resbalones o torceduras durante la práctica de la actividad deportiva.
- controlar el exceso de ruido debido a un elevado volumen de la música que suele acompañar a la ejecución de determinadas clases. Es conveniente cubrir las paredes y los techos de las salas con un tipo de revestimiento que absorba el ruido, a la vez que se debe dotar de un limitador al equipo de música que emita el sonido. Se recomienda utilizar un micrófono para dirigir las actividades deportivas, con el fin de evitar la aparición de enfermedades relacionadas con las alteraciones de la voz.
- situar las áreas de almacenamiento del material (pesas, discos, mancuernas…) a una altura que evite flexiones o estiramientos innecesarios por parte de los técnicos o los usuarios a la hora de coger el material.
- planificar las sesiones de trabajo de modo que se establezcan los descansos pertinentes entre las diferentes actividades, así como disponer de unas zonas de descanso para que los trabajadores puedan descansar durante su rutina laboral.
- facilitar mecanismos y técnicas de formación relacionadas con el trato a los clientes, a la vez que se les dota de los conocimientos para resolver posibles situaciones conflictivas con los usuarios de los centros deportivos.
Todos estos consejos se han elaborado para vigilar por las condiciones de trabajo de los técnicos y los profesionales de los centros deportivos. Estas instalaciones suelen ser apreciadas como meros espacios de ocio y deporte, cuando para estos empleados se trata del recinto en el que desarrollan su jornada laboral.