Los riesgos derivados de la contaminación en una industria alimentaria son, en cierta medida, muy parecidos a los que podemos encontrar en un hospital.
Debemos considerar cualquier medio que ayude a evitar la contaminación, en este caso en concreto del producto final, y tratarlo considerando que cualquier error supone un riesgo para la salud de los consumidores.
Para ello existen diferentes elementos o equipos de protección personal, que actúan con doble finalidad: protegernos a nosotros mismos en caso de que el producto se encuentre ya contaminado y frenar el traspaso de posibles microorganismos procedentes de nuestro propio cuerpo al producto en cuestión. Entre los diferentes EPIs podemos encontrar:
- Gorros desechables. A la hora de elegir un gorro para entornos que trabajan con alimentos, debemos considerar que éste sea de carácter desechable, ante todo. Así aseguramos que en caso de que quede alguna bacteria o germen, irá a parar a la basura. El gorro, además, debe contar con una goma que permita una perfecta adaptación a la cabeza y que frene cualquier tipo de traspaso al exterior. En cuanto al material, se aconseja el Tejido No Tejido, ya que facilita la transpiración a la vez que actúa como barrera de cara al entorno.
- Mascarillas o cubrebarbas. En los casos en que exista un riesgo para el trabajador como, por ejemplo, el tratamiento de la harina, que genera mucho polvo, se aconseja utilizar mascarillas especiales con válvula de exhalación. En el resto de casos, podemos optar por cubrebarbas o mascarillas de Tejido No Tejido. Es importante que contengan una goma ajustable para una mejor adaptación. De manera que, para este tipo de entornos, prescindiremos de las mascarillas que se atan con un lazo.
- Delantales desechables. Es importante que sean de polipropileno. Ya que, en caso de trabajar con materia líquida, evitaremos cualquier tipo de traspaso a la ropa. El color azul juega un papel fundamental en este punto, ya que, al ser el único color ausente en la cadena de alimentos, nos permite ver a simple vista si queda algún resto.
- Manguitos. De la misma forma que ocurre con los delantales, es necesario que los manguitos sean de polipropileno que tengan un carácter impermeable y, además, el color azul, puede ayudarnos nuevamente a detectar si quedan restos de comida.
- Guantes. La protección de las manos es uno de los eternos debates en la industria alimentaria. Si bien algunos son de la opinión de que, para garantizar la máxima higiene, lo mejor es lavarse las manos cada vez que cambiamos de procedimiento o de materia prima, otros se mantienen firmes en la importancia del uso de guantes. Para este último caso, lo mejor es optar por el nitrilo, que aporta una gran resistencia y reduce el riesgo de alergias. Tampoco debemos perder de vista el color azul, esencial para detectar si quedan restos de alimentos. De la misma manera, cada vez que cambiemos de tarea, deberemos sustituir también los guantes.
- Cubrezapatos. Las suelas de los zapatos sirven en muchos casos como transporte de microorganismos. Para evitar este traspaso al interior de las instalaciones, es importante usar cubrezapatos. Podemos optar por el Tejido No Tejido o por el polietileno, pero, sobre todo, para mantener la máxima higiene es aconsejable colocarlos con un dispensador automático.
CONSEJO PAPELMATIC
Considerando los criterios que debemos tener en cuenta a la hora de elegir cada equipo de protección personal, debemos considerar unas normas básicas aplicadas a todos ellos. En primer lugar, debemos ser muy conscientes de que cada vez que cambiemos de procedimiento o de materia prima, debemos deshacernos del equipo que estábamos utilizando y reemplazarlo por otro nuevo. En segundo lugar, la higiene de manos juega un papel muy importante, ya que, en la mayoría de los casos, no se cambia de guantes tan a menudo como se debería.
Por último, como hemos visto a lo largo del post, el color azul ayuda a detectar si quedan restos de alimentos y nos permite, por lo tanto, prevenir la contaminación cruzada.