En la mayoría de ocasiones, el hecho de contar con el producto desinfectante más potente del mercado, no nos garantiza que nuestro entorno sea el más limpio.
Es importante respetar los tiempos de actuación, estudiar la dosificación adecuada para producto y para cada espacio en concreto y conservar las soluciones y envases de desinfectantes correctamente.
Por ejemplo, las dosificaciones deben llevarse a cabo de manera centralizada y, en ningún caso, debe rellenarse un envase con una solución desinfectante sin haber sido limpiado antes. De esta manera evitamos que las dos soluciones se mezclen y provoquen resultados no deseados.
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