Este pasado 28 de abril tuvo lugar el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el trabajo por la Organización Internacional del Trabajo. Cuando pensamos en seguridad laboral, en la mayoría de los casos, se nos vienen a la cabeza andamios, cascos, gafas de protección, etc.
Pensamos en los riesgos más tangibles como por ejemplo pueden ser una caída, un corte o una quemadura y olvidamos otro tipo de riesgos que no son tan evidentes pero que, por el contrario, pueden ser más perjudiciales para nuestra salud, si cabe.
Bien es cierto que todas las profesiones están expuestas a riesgos muy diferentes entre sí y que, por lo tanto, las medidas de prevención serán muy diferentes. Pero de lo que no cabe duda es de que cuando escuchamos el concepto “accidente laboral”, lo último que se nos viene a la cabeza es un médico, un maestro o un oficinista.
Sin embargo, lo cierto es que la primera causa de muerte laboral son los infartos, probablemente motivados por el estrés que sufrimos en nuestra rutina laboral. En la lista formada por mútliples causas, le siguen enfermedades víricas contagiosas.
Llegados a este punto, nos damos cuente de que, en el caso de los médicos o los oficinistas, poco pueden prevenir un casco o unas gafas de protección.
Puede parecer mentira, pero realmente algo tan banal como la higiene de manos, puede llegar a convertirse en la mejor herramienta de prevención de riesgos laborales en hospitales u otros entornos semejantes.
Los médicos y demás profesionales que actúan entre las cuatro paredes de un hospital, están continuamente expuestos a virus, enfermedades contagiosas, etc. que amenazan con instalarse en el organismo.
Y si bien es cierto que los médicos toman unas medidas de seguridad más estrictas, como por ejemplo el uso de guantes, mascarillas o trajes de seguridad, no ocurre lo mismo con los celadores y el personal de recepción del propio hospital. ¿Acaso ellos no están respirando el mismo ambiente en el que flotan todos esos virus?
En estos casos, la higiene de manos con agua y con jabón, resulta la mejor arma de prevención. ¿Cuándo debemos aplicarla? Siempre que sea posible, dado que los virus pueden encontrarse en la barandilla de una cama, en el ratón de nuestro ordenador o en el auricular del teléfono. Y un contagio, no parece un hecho demasiado improbable.
CONSEJO HGS
La dinámica de los puestos de trabajos mencionados en este artículo (celadores y recepcionistas, entre otros), seguramente no permita el hecho de estar escapándose constantemente al baño para limpiarse las manos.
Por ello, la mejor solución en entornos como los hospitales, reside en colocar dispensadores de gel hidroalcohólico en zonas de paso o simplemente colocar botellas de uso individual sobre el escritorio, para así permitir una desinfección rápida y eficaz.