En un post anterior hablábamos de cómo el patio y los espacios de recreo en las escuelas debían adaptarse a los tiempos que vivimos y a los nuevos métodos pedagógicos.
¿Pero qué pasa con las aulas? Actualmente, las escuelas cuentan con profesionales que, de una forma u otra han sabido o se han visto obligados a adaptarse a las nuevas formas de enseñanza.
Pero por lo que respecta a las infraestructuras, a la parte más tangible de la escuela, en la mayoría de los casos éstas no han sufrido el mismo proceso.
En este aspecto suelen tomar parte los padres, que muchas veces se muestran contrarios al hecho de utilizar las nuevas tecnologías en las aulas escolares porque asocian as mismas al juego y al ocio y se mantienen firmes en que estos dos conceptos son contrarios al aprendizaje.
Este hecho nos demuestra que no se trata pues de una cuestión de adaptación sino de educación. Y es que en nuestras manos está educar a nuestros pequeños y enseñarlos a utilizar las tan comunes TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación) de una forma más didáctica.
La mayoría de los docentes que han utilizado ya las TIC en el ámbito de la educación asegura que éstas incrementan la motivación de los alumnos, permiten el uso de nuevos recursos educativos y contribuyen a la alfabetización digital y audiovisual de los alumnos.
Desde el punto de vista de los padres-más aún desde el de los abuelos-, puede resultar entendible esta actitud defensiva ante los nuevos métodos de la enseñanza relacionados con la tecnología, dado que años atrás, cuando ellos estudiaban, probablemente no existían siquiera los teléfonos móviles. Y todos estos avances, aunque se consideran positivos para nuestra sociedad, han generado un impactante choque y han contribuido a alimentar las diferencias entre dos generaciones contiguas.
No obstante, actualmente, las llamadas TIC conviven con todos nosotros y en la mayoría de los casos toman un papel muy importante dentro de la rutina familiar. Cosa que hace muy difícil escapar de ellas por mucho que nos lo propongamos.
Por eso, la solución más práctica desde el punto de vista de los profesionales, es introducirlas desde el primer año en las escuelas para reforzar este punto de doble enseñanza. Ya que el soporte tecnológico nos sirve como instrumento de aprendizaje en el aula, a la vez que el aula y sus docentes contribuyen a educar en el buen uso de dicho soporte.
CONSEJO EFEBÉ
Desde Efebé creemos firmemente en que el uso de las TIC en las aulas de enseñanza supone una tendencia que va a llegar a generalizarse en el futuro hasta el punto que nos será difícil concebir la educación de otra forma.
No obstante, no solamente basta con introducir en clase un par de ordenadores y sustituir los libros por tabletas. Es necesario estudiar independientemente cada caso y detectar sus necesidades para acabar determinando el camino que se va a seguir.