Un estudio publicado en 2016 por la revista msphere y realizado por varios expertos de la Universidad de Nueva York, demuestra que los cajeros automáticos albergan una cantidad aterradora de gérmenes.
Dicho estudio, tomó como muestra 66 cajeros diferentes distribuidos en 8 vecindarios diferentes de Manhattan, Queens y Brooklyn, emplazamientos con más de 15000 habitantes y expresamente seleccionados por sus diferencias demográficas.
Llama la atención que de estos 66 cajeros seleccionados para la muestra, 62 de ellos se encontraban en vestíbulos o interiores de edificios, quedando solo 4 de ellos en el exterior.
Los resultados del estudio revelan que cada cajero automático es capaz de albergar una media de 1200 gérmenes.
También es significativo el origen de estos gérmenes, mayoritariamente humano, sin discriminar en aspectos demográficos o geográficos, pero también alimentario. De hecho, muchos de ellos, están relacionados con la salmonelosis y otros, en cambio, son potenciales transmisores de enfermedades de carácter sexual.
El entorno, por otra parte, también toma un papel importante en este estudio. Y es que los resultados determinan que la calidad ambiental (del suelo y del propio aire, ya sea interior o exterior), fomenta la aparición de microorganismos que convierten los cajeros automáticos en su micro hábitat. Esto demuestra que, en mayor o menor medida, los resultados de este estudio son extrapolables a nuestro entorno, conformado por características similares.
Estos datos pueden resultar alarmantes si consideramos la cantidad de veces que acudimos al cajero. De hecho, tendemos a pensar que nos encontramos a salvo de estos elementos patógenos cuando los cajeros se encuentran en el interior de algún establecimiento. Pero considerando los resultados de este estudio y que los principales transmisores de gérmenes somos nosotros mismos, no podemos confiarnos en este tipo de situaciones.
Si queremos evitar a toda costa posibles contagios derivados de la acción de sacar dinero en un cajero automático, debemos mantener nuestra higiene de manos a raya.
¿Por qué las manos y no otra parte de nuestro cuerpo? Está demostrado que éstas actúan como principal transmisor de los gérmenes y, de hecho, el contagio puede producirse de cualquier forma, hasta cuando nos rascamos un ojo.
CONSEJO PAPELMATIC
En este tipo de situaciones, difícilmente tenemos acceso a todos aquellos elementos necesarios para lavarnos las manos. Una solución segura es el gel hidroalcohólico Purell, capaz de eliminar hasta el 99,9% de los gérmenes que se encuentran en nuestras manos. Es aconsejable llevar siempre con uno mismo una botella de formato bolsillo. Pero lo cierto, es que otra solución, podría ser colocar estaciones fijas de gel hidroalcohólico en el propio cajero.
