Fichas técnicas y fichas de seguridad: ¿Qué son y cómo interpretarlas?

In Higiene profesional, Industria Alimentaria by entorno saludableLeave a Comment

Cualquier profesional que trate con químicos sabe que, ante cualquier duda sobre el producto que se va a emplear, debemos recurrir a la ficha técnica o a la ficha de seguridad que proporciona el distribuidor o el fabricante.

No obstante, en ocasiones, no es nada fácil leer ninguno de estos dos documentos. La abundancia de tecnicismos o la ausencia de algunas partes esenciales dificultan esta tarea.

Además de los errores que encontramos en el interior de los documentos, podemos encontrarnos ante la eterna duda de cuál es la diferencia entre una ficha técnica y una ficha de seguridad. ¿Son iguales, son diferentes, se complementan…?

Para despejar esta duda debemos entender que las fichas técnicas son documentos de presentación comercial de los productos químicos. Mientras que las fichas de seguridad son documentos de formato y estructura definidos por la legislación, y hacen referencia al registro, la evaluación, la autorización y restricción de sustancias y preparados químicos, donde se informa del grado de peligrosidad del producto y de cómo los profesionales deben protegerse durante su aplicación.

También comentábamos al principio que, otro de los principales problemas con los que solemos encontrarnos a la hora de leer una ficha técnica era el contenido de las mismas. A continuación, enumeramos aquello que es obligatorio que aparezca en una ficha técnica y, por lo tanto, a lo que deberemos prestar mayor atención:

  1. La denominación rigurosa del producto. Solo tenemos 3 opciones claras; detergente, desinfectante o la combinación de detergente y desinfectante. Cualquier otra expresión como “higienizante”, “sanitizante” o “detergente para limpieza e higiene”, entre otras muchas, será considerada inválida. A veces, el argot que envuelve este ámbito nos lleva a complicarnos innecesariamente. Y es que, ¿por qué decir “producto líquido de tipo hidroalcohólico para la desinfección de superficies” en vez “desinfectante hidroalcohólico para superficies”.
  2. La composición del producto debe estar bien descrita químicamente para poder justificar la denominación del punto anterior.
  3. La dilución recomendable y el tiempo de actuación necesario para desinfectantes.
  4. El nivel de pH, ya que esto ayudará a determinar la potencia del producto. En posts anteriores ya comentamos que si el pH se sitúa por debajo de 4, nos encontramos ante un ácido potente. En cambio, si se sitúa por encima de 10 indica álcalis potentes.
  5. El color y sobretodo el olor. En este aspecto, es importante puntualizar que los químicos con fragancias fuertes no son recomendables para la industria alimentaria. Y es que, algunos alimentos como por ejemplo el chocolate, son muy sensibles a la absorción de olores extraños. Solo en el caso de empresas relacionadas con productos vegetales sería viable utilizar un químico con olor a cítrico.
  6. El Registro HA, para desinfectantes, que nos garantiza que el producto es apto para ser utilizado en la industria alimentaria. ¡Eso sí! Esto no quiere decir que podamos librarnos del aclarado posterior. Únicamente los productos con base alcohólica exclusiva pueden omitir el aclarado.
  7. El número de ROESP y los datos de contacto del fabricante o distribuidor.
  8. La presentación de los distintos formatos de envase.
  9. La fecha de revisión del documento. De hecho, éste es uno de los primeros puntos que debemos revisar para asegurarnos de que la documentación no está desactualizada.

Pese a que no son obligatorios, elementos como por ejemplo la imagen del envase o datos que justifiquen que el producto es bactericida o fungicida, son recomendables y nos ayudan a certificar que ese es el producto que necesitamos.

En cuanto a la ficha de seguridad, debemos revisar los siguientes puntos:

  1. Comprobar que la fecha del documento es igual o muy próxima a la fecha que refleja en la ficha técnica.
  2. Revisar el apartado 1.2. Usos previstos o pertinentes para asegurarnos de que la descripción que se da del producto coincide con la expresada en la ficha técnica.
  3. Revisar el apartado 2.2. – Elementos de la etiqueta. En este punto, debemos fijarnos en que los pictogramas que aparecen concuerdan con los del envase. Una forma rápida de darnos cuentas de si la ficha está actualizada o no, es comprobar que los símbolos son de color blanco, rojo y negro, en vez de los naranjas y negros que aparecían en las antiguas.
  4. Apartado 3 – Composición. Los datos que aparezcan en este apartado nos ayudarán a justificar si la información que da la ficha técnica del producto concuerda con la composición del mismo.
  5. Apartado 4 – Primeros Auxilios. Especial para la persona que va a llevar a cabo la aplicación del químico.
  6. Apartado 8.2.Control de exposición personal. Este punto determina los elementos de protección que debemos emplear.
  7. Apartado 9.1. – Propiedades físico-químicas. Debemos fijarnos en que tanto el pH como el color y el olor coincidan con los que se describen en la ficha técnica.

CONSEJOS PAPELMATIC


  • Asegúrate de que cuentas con todas las fichas técnicas y de seguridad y que éstas están actualizadas.
  • Antes de emplear cualquier producto en la industria alimentaria, cerciórate de que éste cuenta con un Registro HA que lo hace apto para su uso con alimentos.
  • Evita químicos con olores fuertes, ya que pueden mezclarse con el olor de algunos alimentos e incidir en el proceso de producción.
  • Estudia los posibles riesgos a la hora de aplicar un químico y la protección necesaria con la ayuda de la ficha de seguridad.
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