La importancia de los espacios para fomentar una escuela saludable

La escuela es un pilar fundamental en la infancia, más aún cuando tratamos temas de educación y aprendizaje. Todo aquello que “aprehendemos” o interiorizamos desde pequeños, será difícilmente modificable cuando alcancemos la edad adulta. Y no hablamos precisamente de conocimientos, sino de todos aquellos hábitos que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida.

Ya comentábamos en posts anteriores que la educación ha evolucionado durante los últimos años, pero desgraciadamente, la escuela entendida como espacio físico va más rezagada en este proceso de cambio.

Este factor incide también de forma directa en aquello que conocemos como “escuela saludable” y que tan necesario es para nuestra sociedad.

Este concepto tan novedoso no se limita a educar sobre la importancia de mantener una buena higiene personal ni a velar por el buen estado de salud de los alumnos-que también-, sino que abarca muchos ámbitos más.

Podemos considerar una escuela saludable aquella escuela que fomenta el desarrollo de la actividad física, crea espacios dedicados al ocio y a la reflexión, diseña áreas dedicadas a incentivar los vínculos sociales entre individuos y hacia la propia comunidad y, por supuesto, apuesta por los servicios relacionados con la higiene y la salud.

El nuevo modelo educativo ya comprende la mayoría de estos aspectos, que parecen estar muy claros en la mente de los docentes. No obstante, el hecho de no dedicar un espacio concreto para cada uno de ellos, puede hacernos correr el riesgo de que se vea entremezclado con otros valores de la escuela y queden finalmente difuminados.

Y es que en la mayoría de los casos, no solo basta con realizar una pequeña reforma para mejorar los espacios que ya tenemos, sino que para implantar esta nueva manera de hacer, es necesario replantear todo el entorno físico y global de cualquier centro educativo.

Desde pequeños, aprendemos a asociar cada lugar con su función concreta, y así lo mantenemos cuando llegamos a la edad adulta. Entendemos que en una aula se estudia y se aprende o que en el patio se juega. Pero si realmente queremos dar énfasis a la importancia de aspectos como la comunicación social o la reflexión personal, debemos diseñar un nuevo espacio que haga entender a los más pequeños que allí se trata ese tema en concreto.

A fin de cuentas, se trata de tangibilizar estos valores y esta nueva forma de hacer.

CONSEJO EFEBÉ

Desde Efebé entendemos los esfuerzos que están haciendo las escuelas a la hora de adaptarse a los nuevos métodos educativos. De la misma manera que concebimos que, en ocasiones, una reforma integral del propio centro es necesaria tanto para la seguridad de sus propios inquilinos, como para avanzar en este proceso educativo, también entendemos que en otros casos, el simple hecho de ambientar un espacio ya existente puede ayudar a la delimitación y diferenciación de estas áreas que comentábamos en el artículo. Solamente basta con educar a los alumnos y ayudarles a “interiorizar” la función de ese nuevo ambiente.