Viajar en transporte público: ¿Realmente es menos contaminante?

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Durante los últimos años, los principales grupos de interés han ejercido una fuerte presión a favor del uso del transporte público.

La cantidad de vehículos que acogen las múltiples carreteras de las grandes ciudades y sus altas emisiones de CO2 han hecho activar todas las alarmas por la elevada contaminación. Llegando, en muchos casos, a restringir la circulación en los núcleos urbanos.

La alternativa verde, en estos casos, suele ser el transporte público. Ya que a la vez que ayuda a descongestionar el tráfico, transportando a una mayor cantidad de gente en un mismo medio, también ayuda a reducir las emisiones de CO2 y por consiguiente a mejorar el aire exterior.

¿Pero qué pasa con la calidad del aire interior? ¿Qué pasa con el aire que se acumula en recintos cerrados como un andén de metro?

Varios estudios demuestran que el aire concentrado en andenes, túneles e incluso en los propios trenes, tiende a ser pobre.

Por ejemplo, la Agencia Francesa para la Alimentación, Medio Ambiente y Salud y Seguridad Ocupacional (ANSES) publicó un estudio en el que confirmaba la presencia de una mayor concentración de partículas con componentes metálicos en los andenes del metro que en el exterior.

Estas partículas, compuestas principalmente por hierro y carbono, suponen una amenaza para el sistema cardiovascular y respiratorio de aquellas personas que pasan gran parte de su tiempo en estos entornos, como por ejemplo los trabajadores.

En 2015 el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) promovió la colocación de sensores capaces de medir el nivel de contaminación en el metro de Barcelona.

Los aparatos se colocaron en una parada en la que iban a realizarse obras de mejora. La finalidad de este artilugio era medir la calidad del aire antes, durante y después del desarrollo de dichas obras.

El diagnóstico determinó dos posibles mejoras: sustituir los suelos de hormigón o de piedra por una capa de balasto con un polímero seco, por tal de evitar que se desprenda el mínimo número de partículas e investigar qué tipo de material puede sustituir al de las zapatas de los vagones para disminuir al máximo la erosión y el posterior desprendimiento de partículas metálicas.


CONSEJO EFEBÉ


Desde Efebé apostamos por hacer un diagnóstico previo de cada situación por tal de detectar tanto los problemas actuales como las necesidades que puedan surgir. En este caso, los materiales que se utilizan para dar forma a los espacios cobran una mayor importancia, ya que tienen el poder de incidir directamente en la calidad del aire que se respira y por consiguiente en la salud de las personas.

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