Protección personal: ¿Qué tipo de guante elijo?

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Solemos pensar en los guantes como una barrera protectora que nos beneficia a nosotros mismos, pero lo cierto es que en la mayoría de los casos, éstos también actúan protegiendo al entorno y sus elementos de nuestro organismo.

Los gérmenes y las partículas contaminantes están en cualquier parte: encima del mármol de una cocina, en la barandilla de la cama de un hospital o en nuestras propias manos. Y lo peor de todo es que cuentan con una increíble facilidad para saltar de un sitio y acabar expandiéndose por todo el espacio. Es lo que se conoce como contaminación cruzada. El fenómeno que industrias tan susceptibles como la alimentaria o la sanitaria quieren evitar a toda costa.

En este caso, los guantes no van a hacer desaparecer los gérmenes y bacterias que pululan por el ambiente, pero sí que van a evitar que empleen nuestras manos como un método de transporte o transmisión.

Pero son tantos los tipos de guantes que existen que, en ocasiones acabamos optando por el equivocado. A continuación, te explicamos las diferencias entre 4 tipos de guantes basándonos en la composición de los mismos:

  • Guantes de látex. Posiblemente los más conocidos y más estigmatizados. Funcionan muy bien en cuanto a flexibilidad, ya que actúan como una segunda capa de la piel. Pero cuentan con un gran hándicap; y es que en algunos casos suelen provocar alergias o irritaciones en la piel. El nivel de resistencia del guante a pinchazos o roturas es aceptable teniendo en cuenta la flexibilidad y comodidad de uso que proporciona. ¿Cuándo debemos de utilizar guantes de látex? Pueden utilizarlos aquellas personas que hayan constatado que no sufren ninguna alergia con su uso. Son indicados para situaciones que requieren una gran manejabilidad y sensibilidad en las manos y que no cuentan con un riesgo excesivamente alto de sufrir roturas o cortes, como por ejemplo, el ámbito sanitario.
  • Guantes de nitrilo. No son tan conocidos como los guantes de látex, pero representan una de las opciones más completas y seguras. Son la mejor alternativa para aquellos que sufren alergia al látex, ya que el riesgo de sufrir irritaciones en la piel es muy improbable. Cuentan con un grosor mayor, lo cual les hace perder algo de flexibilidad con respecto al látex, pero les otorga a la vez una resistencia superior. ¿Cuándo debemos utilizar guantes de nitrilo? En aquellos casos en los que existe un alto riesgo de sufrir roturas o cortes en los guantes. Son el sustituto perfecto al látex para aquellas personas que son susceptibles de sufrir alergias. Estos guantes suelen utilizarse en la industria alimentaria.
  • Guantes de vinilo. Forman parte de lo que llamamos “gama media”. El riesgo de sufrir alergias es un poco menor que con el látex pero mayor que con los guantes de nitrilo. Su resistencia es media y son casi tan flexibles como el látex. Su punto positivo es que ofrecen una buena relación calidad-precio. ¿Cuándo debemos utilizar guantes de vinilo? Son indicados para aquellas personas que no sean susceptibles de sufrir alergias y para trabajos de riesgo medio-bajo.
  • Guantes de polipropileno. La opción más básica. El riesgo a sufrir alergias es el mismo que podría darse con los guantes de vinilo. Su resistencia es algo menor y la flexibilidad es muy baja, ya que se trata de un material que se adapta muy poco a la piel. ¿Cuándo debemos utilizar guantes de polipropileno? En aquellas situaciones en las que el objetivo de uso es evitar manchas o garantizar unos niveles básicos de higiene. Por ejemplo, se usan para poner tintes en peluquerías o para servir comida en puestos ambulantes.

CONSEJO PAPELMATIC


Además de la composición, encontramos muchas variantes de guantes dentro de cada gama. El calor o la presencia de polvo son otros dos elementos que pueden ayudarnos a elegir.

En el caso del polvo, éste se coloca en el interior de los guantes para facilitar su colocación. Sin embargo, en ocasiones puede provocar alergias o irritaciones. Así que elegir guantes con o sin polvo dependerá principalmente de cómo de susceptibles seamos de sufrir alergias.

También encontramos guantes de diferentes colores. Aunque no exista un documento legal que determine qué color debe destinarse a cada actividad, si que existe un código específico recogido en la mayoría de planes de limpieza de las empresas. Por ejemplo, utilizamos el rosa y el amarillo para limpiezas generales; el azul para entornos que trabajan con alimentos (ya que al ser éste el único color ausente en la cadena de alimentos, nos permite ver si quedan restos a simple vista); el color blanco suele asociarse a entornos sanitarios o laboratorios, aunque en ocasiones también se emplea el azul para estos ámbitos.

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