Las últimas noticias relacionadas con la transmisión de virus, desde la famosa Gripe A hasta el temido ébola -lamentablemente tan de actualidad-, han salpicado las conversaciones cotidianas con referencias sobre la transmisión de enfermedades. El fenómeno ha crecido de tal forma que ya es absolutamente habitual participar en una charla de bar, o de oficina, repleta de términos como ‘contagio’, ‘transmisión’, ‘bacterias’ y un largo etcétera.
Afortunadamente, en nuestra vida diaria no suele haber más consecuencias que la transmisión de un molesto resfriado o el contagio de un virus que nos tenga fuera de combate durante unos días. Y, sin embargo, no nos damos cuenta de que nuestra cultura sanitaria sobre la transmisión de enfermedades ha crecido. Y nuestra sensibilidad hacia este tema, también.
En este sentido, hace unos meses el grupo HGS publicaba los resultados de su Barómetro de la Salud en Entornos Laborales en España , y entre otras muchas cuestiones preguntaba a los empleados por sus preferencias en cuanto a la higiene de manos. El resultado era contundente: 75% de las empresas disponen de un dispensador de papel para el secado de manos. El secador de manos por aire es la segunda opción más habitual. Un 37% de los encuestados afirmaba disponer de este sistema.
El informe preguntaba también por otros sistemas de higiene no relacionados con el secado. Un 25% aseguraba usar gel hidroalcohólico, y un 21% disponía de dispensador de jabón. Estas cifras son un buen indicativo del creciente interés por poner barreras al contagio en los procedimientos cotidianos.
De hecho, el interés por la higiene de manos (y su ya conocido efecto sobre la salud), se ha extendido hasta el punto que ya es habitual ver campañas de administraciones públicas aportando consejos específicos relacionados con el lavado de manos. La Generalitat de Catalunya, por ejemplo, dedica un extenso apartado a la higiene de manos en su web. Resulta especialmente interesante tener en cuenta sus ‘consejos para trabajadores’, que incluso vienen acompañados de un vídeo ilustrativo.
De forma muy sintética, los consejos de la Generalitat (compartidos por el grupo HGS) son los siguientes:
1. Quitarse los anillos, relojes y brazaletes
2. Poner el agua en una temperatura cómoda y mojar las manos, muñecas y antebrazos
3. Aplicar una cantidad de jabón suficiente
4. Fregar las manos con una acción mecánica y vigorosa, cubriendo las manos de espuma un mínimo de 10 segundos
5. Aclararse las manos bajo el agua con las puntas de los dedos hacia abajo.
6. Secar las manos con una toalla de papel de un solo uso, o bien secador de manos.
Y si las diferentes administraciones autonómicas inciden en este aspecto concreto de la higiene, mucho más extensa aún es la documentación que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pone al alcance a disposición de cualquier interesado en su web. Bajo el contundente lema ‘Salve vidas: límpiese las manos’, la organización suministra todo tipo de consejos para entornos ambulatorios, odontológicos, pediátricos…
En suma, la creciente información disponible sobre el lavado de manos evidencia un cambio cultural hacia la plena conciencia sobre los peligros (y las incontables ventajas) de tener un cuidado correcto de este capítulo concreto de la higiene corporal.