¿Qué es la seguridad alimentaria?
Son todos aquellos autocontroles que las empresas alimentarias, conocedoras de sus productos y de sus procesos de elaboración, deben llevar a cabo para garantizar que sus productos son sanos, seguros e inocuos, así como los sistemas de vigilancia que tienen implantados para detectar de forma rápida errores involuntarios o voluntarios.
¿Cómo se encuentra España a nivel de seguridad alimentaria con respecto al resto de países de la UE?
En España las competencias en materia de seguridad alimentaria están transferidas a las CCAA, si bien la normativa que nos aplica se apoya fundamentalmente en reglamentos europeos, los distintos países y en nuestro caso las CCAA pueden incluir en su marco legislativo normativas más estrictas. Ahora bien, el nivel de seguridad alimentaria, más que los países, lo marca el grado de concienciación de los propios empresarios del sector alimentario; no olvidemos que este va más allá de la industria alimentaria, incluye también el sector hostelería, restauración y catering, así como todo el comercio minorista. Y no en todos ellos se la da al tema la importancia que merece. No debemos olvidar que llevar a cabo una buena seguridad alimentaria implica llevar a cabo una serie de controles preventivos para anticiparse a potenciales peligros que puedan surgir. En consecuencia, pequeños cambios (de proveedores, de materias primas, de personal, de empresa de mantenimiento, de fórmulas, de envases entre otros) deben considerarse para poder afirmar que se trabaja con buenos niveles de seguridad alimentaria.
¿Cuáles son las grandes preocupaciones de los consumidores en esta materia?
Los consumidores son grandes desconocedores del concepto “seguridad alimentaria” y de todo lo que implica. Posiblemente si lo conocieran serian más exigentes al respecto y las empresas que trabajan con buenos niveles de seguridad alimentaria ganarían una importante cuota de mercado. Respecto al primer punto, posiblemente gran parte de los consumidores finales parten de la base que todo producto que encuentran en el mercado es 100% seguro porque existe “Sanidad” que controla a todas las empresas alimentarias. Y si bien están en lo cierto cuando piensan que todo producto que se encuentra en el mercado debe ser 100% seguro, olvidan que los controles por parte de la autoridad sanitaria son muy reducidos en proporción al número de empresas y establecimientos alimentarios. Respecto al segundo punto, para todos aquellos que padecen algún tipo de intolerancia o alergia, su gran preocupación es que el etiquetado de los alimentos sea claro y creíble.
¿Qué información debe incorporar el etiquetado de los productos?
Fundamentalmente debemos entender la etiqueta como el punto de información para todo aquello que sea relevante para la salud de quien lo va a consumir. Así lo contempla la normativa vigente, si bien muchos fabricantes optan por dar cumplimiento pero no de forma clara.
¿Leen realmente los consumidores las composiciones de los productos y las fechas de caducidad, o todavía no están concienciados de la importancia de hacerlo?
Existen encuestas realizadas al respecto y, curiosamente la mayoría de consumidores no leen etiquetas y menos composiciones. De hecho, cuando son fieles a una marca incluso si la marca cambia sus formulaciones (y por lo tanto sus composiciones), esto suele pasar desapercibido para la gran mayoría. A veces incluso se juega en este sentido con los formatos y capacidades cambiando el coste por kg del producto sin que el consumidor lo perciba.
¿Qué deben tener en cuenta las empresas que se dedican al sector alimentario como son hoteles, restaurantes, bares, a la hora de escoger a sus proveedores?
En primer lugar, antes de homologarlos como tales deben cumplir unos requisitos documentales como son tener registro sanitario, declaraciones de alérgenos y OGM, declaraciones de conformidad para los materiales de contacto y fichas técnicas de todos los productos. En segundo lugar, que los productos vengan correctamente etiquetados, se respete la temperatura de conservación marcada por el fabricante durante el transporte, y su fecha de caducidad no sea próxima al día de la recepción.