El aire de las oficinas en las que pasamos la mayor parte de nuestro día a día se suele encontrar contaminado de forma habitual. Es frecuente hallar en estos espacios cerrados varios componentes orgánicos volátiles (COV) que pueden dañar nuestro organismo si permanecen en altas dosis.
Los tóxicos que se hallan con más asiduidad en los centros de trabajo son el tricloroetileno, el benceno, el tolueno, el dióxido de carbono y el amoníaco, entre otros. El origen de su reproducción en el centro de trabajo se basa en los materiales plásticos, las fibras sintéticas de algunos tejidos, los muebles de maderas aglomeradas o las pinturas y barnices con la que se desarrolla el mantenimiento del entorno laboral.
Por otro lado los ambientadores, las fotocopiadoras o los productos de limpieza también pueden ser fuentes de los tóxicos que hacen acto de presencia en la oficina. Reducir las posibles consecuencias de una contaminación ambiental derivada de ellos, es vital para fomentar la salud en el lugar de trabajo.
El informe “Plantas ornamentales para la disminución de la contaminación interna del aire” elaborado por la NASA en 1984 contiene un listado de las principales plantas que tienen la cualidad de purificar el aire. Algunas de las más utilizadas son el poto, la areca, el espantifilo, la cinta o el ficus, y entre sus propiedades destacan la capacidad para purificar y limpiar el aire de nuestro entorno. El xileno, el formaldehído, el tolueno o el monóxido de carbono son algunos de los contaminantes que pueden llegar a absorber.
Además, estas plantas regulan la humedad ambiental, disminuyen la posible presencia de polvo, mitigan el ruido que pueda producirse en el centro de trabajo, ayudan a atenuar la electricidad estática, y producen oxígeno.
Por otra parte, la felicidad también se ve aumentada con la presencia de estos elementos naturales. Un estudio de la Universidad de Cardiff revela que los empleados que tienen plantas verdes a su alrededor se sienten más felices durante la jornada laboral, tienen una mayor capacidad para aumentar su concentración y su productividad aumenta hasta un 15%.
Por todos estos motivos, incorporar las plantas a nuestra oficina es sinónimo de realizar una apuesta por el bienestar de los trabajadores y de conseguir un entorno laboral saludable realizando un pequeño gesto.