Lo que debemos saber sobre los enterovirus

Desde hace unas semanas la alerta sanitaria se ha apoderado de la actualidad mediática catalana. El motivo; la aparición repentina y sorprendente de una importante cantidad de casos de niños afectados por una variante especialmente peligrosa de los llamados enterovirus, unos microorganismos habitualmente muy comunes y que no acostumbran a causar problemas graves, pero que esta primavera han hecho saltar todas las alarmas en Cataluña, después de que las autoridades médicas hayan comprobado que han sido los causantes de complicaciones neurológicas severas en varias situaciones que incluían sujetos de corta edad. El caso con más repercusión ha sido el de una niña de 3 años que ha terminado parapléjica tras ser infectada por el serotipo D68, una de las variantes más dañinas del virus (se calcula que existen más de 100 tipos distintos). Además, otra niña falleció en Reus después de sufrir síntomas muy parecidos a los causados por este virus, aunque los médicos no pudieron confirmar al 100% su vinculación.

Entre tantos datos y confusión, debemos hacernos la pregunta: ¿Qué sabemos realmente de los enterovirus?, y, sobre todo, ¿cómo podemos prevenir su contagio?

El enterovirus es un tipo de virus ARN (que afecta al material genético de sus víctimas) muy extendidos y que cada año afectan millones de personas –sobretodo población infantil- en todo el mundo. Sus síntomas suelen ser leves y tienen que ver con enfermedades febriles, secreción nasal, congestión, erupciones en la piel, ampollas en la boca, malestar general… La mayoría de los pacientes se recuperan rápidamente y sólo necesitan tratamiento para sus síntomas: de ahí la preocupación entre la comunidad sanitaria ante la gravedad de estos últimos casos.

Las medidas preventivas para controlar la propagación del virus comprenden acciones tan sencillas como evitar el contacto con las personas infectadas, limpiar y desinfectar regularmente las zonas que hayan podido estar contaminadas, evitar su transmisión aérea evitando toser sin usar pañuelos de un solo uso y, ante todo, mantener el máximo cuidado en el lavado frecuente de nuestras manos, especialmente después de ir al baño o cambiar pañales, dado que una de las principales vías de contagio es a través de contenidos fecales.

CONSEJO PAPELMATIC

La higiene de nuestras manos es una tarea tan fácil como esencial para dificultar el contagio de un gran número de enfermedades cotidianas que encuentran en unos hábitos descuidados su mejor vía de transmisión. En este sentido, el tradicional jabón de manos o los geles hidroalcohólicos, en concreto, capaces de eliminar hasta un 99,9% de las bacterias presentes en nuestro entorno, son la mejor manera de mantener a ralla cualquier microorganismo no deseado perjudicial para nuestra salud.

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