Aseos accesibles para todos

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Limitan la libertad de movimientos de las personas. Las encontramos en vías y espacios públicos, en el transporte o en la edificación. Las barreras arquitectónicas se convierten en un grave problema para aquellos que necesitan silla de ruedas, condicionando sus actividades diarias y limitando con ello sus posibilidades laborales, sociales o de ocio. Algo tan cotidiano como ir al aseo en un restaurante o en un centro comercial se puede convertir en una actividad imposible para este colectivo.

 

Para evitar estas situaciones y facilitar el día a día de las personas minusválidas, en España existen normativas que determinan los criterios arquitectónicos y de accesibilidad que deben cumplir los aseos públicos. A pesar de que las normativas varían en cada comunidad autónoma, encontramos algunos elementos comunes establecidos por el Código Técnico de la Edificación (CTE), cuyo alcance es nacional y se aplica a edificios de nueva construcción o en proceso de reforma.

 

En los espacios públicos es frecuente la presencia de tres aseos, uno para cada sexo y otro para usuarios con discapacidad. Siempre que sea posible se recomienda incluir dentro de los aseos de cada sexo una cabina adaptada. Según el CTE, los aseos accesibles deben cumplir otros requisitos básicos: estar comunicados con un itinerario accesible, tener un espacio adecuado para facilitar el giro, contar con puertas abatibles hacia el exterior o correderas, así como disponer de barras de apoyo y accesorios diferenciados cromáticamente del entorno.

 

El aseo estará señalizado exteriormente con el símbolo internacional de accesibilidad. A ambos lados de la puerta de acceso debe haber un espacio libre de como mínimo 120 cm de diámetro para poder maniobrar. Conviene que la puerta, abatible o corredera, tenga un herraje de apertura de fácil manejo, accionable mediante palanca o por presión. Dentro se tiene que poder inscribir un círculo con un diámetro de 150 cm, libre de obstáculos por lo menos hasta una altura de 70 cm.

 

Las cabinas, con una dimensión mínima de 140 x 150 cm, deberán tener una puerta de ancho 80 cm que abra hacia el exterior. Estas puertas pueden no llegar hasta el suelo, dejando un hueco que sirva para detectar si la cabina está ocupada y para facilitar la maniobrabilidad de los usuarios de silla de ruedas, ya que sus pies podrán pasar por debajo de la puerta al girar.

 

En referencia al equipamiento de estos espacios, los lavabos deben ser suspendidos y necesitan tener un espacio libre inferior mínimo de 70 cm, igual que los inodoros. Esto permite una mejor maniobra y una mayor aproximación por parte de los usuarios de silla de ruedas, además de facilitar la limpieza del aseo público.

 

El CTE también tiene en cuenta, entre otros aspectos, el espacio de transferencia lateral de los inodoros que se debe dar a ambos lados  y debe tener una anchura superior a 80 cm y más de 75 cm de profundidad. La altura del asiento, por su parte, será de entre 45-50 cm. Se recomienda además situar al lado algún sistema de aviso o alarma que pueda ser accionado fácilmente por el usuario en caso de sufrir algún accidente.

 

Las barras de apoyo merecen un capítulo destacado ya que existen cuatro tipos con funcionalidades diversas: angulares, horizontales, verticales y abatibles.  Las horizontales se colocarán a ambos lados del inodoro, siendo abatible la que esté en el lado en el que se realiza la transferencia y la otra fija. Deben ser fáciles de asir, con diseño redondeado, un diámetro de 30-40 mm y se deben situar a una altura de 70-75 cm. Muchas de estas barras funcionan en ocasiones como accesorios de baño, portarrollos, toallero, etc.

 

Por último, los espejos serán regulables en ángulo o tendrán una inclinación de unos 10º. La grifería será automática y estará dotada de un sistema de detección de presencia o manual de tipo monomando con palanca alargada para facilitar su manejo. Los mecanismos de descarga, por su parte, serán a presión o con palanca y se accionarán mediante pulsadores de gran superficie.

 

Estas son algunas de las medidas –los normativas autonómicas y el CTE recogen otras especificidades- a las que se tienen que adecuar los aseos públicos para poder aumentar la calidad de vida de las personas que sufren alguna discapacidad física, especialmente aquellos que necesitan una silla de ruedas. De este modo se amplían sus posibilidades de vivir y trabajar en cualquier tipo de edificio o de actividad.

 

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