La seguridad y la higiene en el quirófano

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La higiene hospitalaria es uno de los aspectos fundamentales para evitar contagios en los pacientes. El medio ambiente en el hospital afecta directamente a la transmisión de enfermedades, llegando a ser en muchas ocasiones causa directa de la infección de los enfermos. Dentro de la higiene hospitalaria, el quirófano es una estancia clave, así que lógicamente es imprescindible el cumplimiento de ciertas normas higiénicas.

 

Las áreas quirúrgicas no están exentas de las llamadas ‘infecciones nosocomiales‘ o intrahospitalarias y, por ello, se debe prestar especial atención a la prevención dentro del quirófano. Ya desde el acondicionamiento, el quirófano tiene que disponer de unas barreras específicas para aislarlo del resto del hospital y del exterior. Debe estar correctamente señalizado con carteles que impidan el acceso al personal ajeno y aislado del ruido. Además, necesita de aire acondicionado y una climatización aislada del exterior. Las paredes serán lisas para que se puedan lavar y limpiar fácilmente y el suministro de agua debe ser independiente con filtros especiales. Las puertas deben permanecer cerradas y, para abrirlas, se hará de forma suave para impedir las corrientes de aire.

 

Para evitar el crecimiento bacteriano es muy importante mantener el quirófano a una determinada temperatura ambiente, se recomienda un valor de 21ºC (-1ºC y +3ºC) y con una humedad relativa ambiental de 50% (±10%). También debe estar provisto de un sistema de presión positiva, de manera que el movimiento de aire se produzca de la zona más limpia a la menos limpia (de dentro hacia fuera).

 

Otro aspecto crucial para garantizar un ambiente lo más aséptico posible es que los profesionales que intervienen en la cirugía cumplan fielmente las normas básicas de higiene personal. Estas medidas comprenden vestir el pijama característico del medio hospitalario, cubrirse pies y cabeza con polainas y gorro, respectivamente, llevar mascarilla, el lavado de manos y la utilización de guantes. Las personas que permanecen en el quirófano durante la cirugía deben ser las mínimas y también deben moverse lo menos posible.

 

La ropa quirúrgica y los campos colocados entre las áreas estériles y no estériles de la zona de quirófano y el personal actúan como barreras y protegen de esta forma contra la transmisión de bacterias de un área a otra. La característica más importante en cuanto a la ropa quirúrgica es su impermeabilidad a la humedad, ya que el efecto capilar de un paño o uniforme mojado puede transmitir bacterias de un lado a otro del material. Además, para que se comporten como barrera a la humedad hay que tratarlos con una sustancia impermeabilizante. Hoy se utilizan como alternativa batas desechables fabricadas con fibra de celulosa procesada y tratada.

 

En cuanto al uso del gorro, éste debe cubrir completamente el cabello, evitando así que caigan cabellos o caspa sobre el uniforme o campo quirúrgico, y debe ajustarse bien. Los guantes protegen a los profesionales sanitarios de los fluidos biológicos del paciente y al paciente de las manos de estos. La mascarilla quirúrgica se debe utilizar siempre, y bien ajustada, para evitar la diseminación de gérmenes  que normalmente puedan estar en la boca, nariz o garganta y evitar así la contaminación del paciente y/o del medio al hablar, toser, respirar… Todo este material nombrado es de un solo uso y se debe retirar y desechar de la manera apropiada.

 

Otra de las medidas importantes de higiene dentro del quirófano es el lavado quirúrgico de manos del personal sanitario para eliminar la flora transitoria o contaminante y reducir la flora residente de manos y antebrazos. Su duración debe estar comprendida entre los 3 y 5 minutos y se recomienda que se realice en 2 ó 3 veces, enjuagándose cada vez, con el fin de retirar el jabón contaminado. Este lavado de manos se suele realizar con povidona yodada o clorhexidina y se recomienda incidir sobre dedos, pliegues y uñas. Últimamente, los preparados de base alcohólica están ganando fuerza también en este terreno y resultan un alternativa más para realizar una desinfección de manos correcta. Debemos recordar que es importante mantener las uñas cortas y limpias, libres de esmaltes, y no llevar joyas.

 

Sabemos que las manos son el principal vehículo de transmisión de microorganismos de las superficies al paciente, por lo tanto, además de asegurar la higiene de manos de todo el personal, es imprescindible establecer sistemas de limpieza y desinfección que reduzcan al máximo la carga microbiana de las superficies, sobre todo de aquellas que se tocan con más frecuencia. La complejidad y el uso (tipo de atención que se le presta al paciente) del área quirúrgica, especialmente en los quirófanos, hacen necesario instaurar un programa de limpieza exhaustivo en el que figuren las diferentes limpiezas a efectuar, en función del momento del día en el que estemos (inicio o final de jornada, entre intervenciones) o de la zona del bloque quirúrgico en la que nos encontremos (quirófano, vestuarios, almacenes,…); las frecuencias de estos procedimientos; los productos a utilizar; el método; retirada de residuos; etc.

 

Por último, no podemos olvidarnos del proceso de esterilización o eliminación total de cualquier agente infeccioso del instrumental o material que se ha empleado en una cirugía. Después de tirar el material de desecho o un solo uso, el resto se envía a la Unidad de Esterilización y allí, un equipo de profesionales se encarga de limpiarlo minuciosamente, eliminar los restos de materia orgánica, para su posterior esterilización.

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